No podemos negar que el Magisterio de la Iglesia Católica siempre ha estado presente en el debate bioético, buscando iluminar, valorar y orientar nuestros actos para promover un mundo más saludable, solidario y atento a quienes sufren[1]. De hecho, desde la década de 1960, la Iglesia ha abordado temas como la anticoncepción, el aborto y la eutanasia, defendiendo la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural[2]. En 1965, el Concilio Vaticano II, en su declaración «Gaudium et Spes«, abordó también varios temas relacionados con la bioética. Desde luego, la bioética, como «estudio sistemático de la conducta humana en el ámbito de las ciencias de la vida y del cuidado de la salud, examinada a la luz de los valores y de los principios morales» (Enciclopedia de Bioética), es considerada por la Iglesia Católica una ciencia al servicio del ser humano que busca promover la cultura del respeto a la dignidad del hombre, valioso desde su concepción hasta su fin último. En efecto, rescatar el valor de lo humano, exaltar su sacralidad y retornar a una ciencia más humana han sido, entre otros, los grandes desafíos de la Iglesia Católica.
Estos desafíos han sido presentados en varios documentos oficiales de la Iglesia. En 1968, el entonces papa Pablo VI publicó la encíclica «Humanae Vitae«, que reafirmó la oposición de la Iglesia a la anticoncepción artificial. En 1974, la Congregación para la Doctrina de la Fe, en su «Declaración sobre el aborto provocado«, declaró que el aborto es moralmente inaceptable. En 1995, el papa Juan Pablo II abordó en su encíclica «Evangelium Vitae» temas como el aborto, la eutanasia y la pena de muerte, reafirmando la defensa de la vida humana. Más adelante, en 2008, la Congregación para la Doctrina de la Fe trató temas como la investigación con embriones y la fecundación in vitro en su Instrucción «Dignitas Personae«, reiterando la importancia de distinguir entre terapias génicas con fines curativos y manipulaciones genéticas con fines de mejora. Si bien la Iglesia Católica ha apoyado las terapias génicas que buscan curar enfermedades, se opone a las manipulaciones que buscan alterar características humanas no patológicas[3], ya que considera que estas prácticas pueden llevar a consecuencias impredecibles y éticamente problemáticas[4].
Otro documento importante a considerar es la «Declaración sobre la dignidad humana» del año 2024 de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que actualiza las enseñanzas de la Iglesia Católica sobre la dignidad humana en el contexto de los avances científicos y tecnológicos. Al igual que los demás documentos ya citados, este documento reafirma la importancia de proteger la dignidad de cada persona en todas las etapas de su vida, desde la concepción hasta la muerte natural. Hoy en día, la Iglesia sigue reflexionando sobre los nuevos desafíos bioéticos, tan complejos y en constante avance, planteados por los avances científicos y tecnológicos. Con estas reflexiones, basadas en principios fundamentales como la dignidad de la persona humana, la defensa de la vida y el bien común, la Iglesia Católica busca siempre promover el desarrollo de una ciencia al servicio del ser humano.
En este artículo, abordaremos algunos de los desafíos bioéticos que enfrentan los católicos en la actualidad. Como católicos, es crucial que participemos activamente en los debates públicos y académicos, influyendo en la discusión de temas como la edición genética, la inteligencia artificial y el final de la vida. Es fundamental encontrar un equilibrio entre los avances científicos y los principios éticos, asegurando que la ciencia y la tecnología se utilicen para el beneficio de la humanidad y la protección de nuestro planeta.
En mi opinión, uno de los principales desafíos bioéticos para los católicos es la inteligencia artificial (IA) y la robótica. Si bien estas tecnologías tienen el potencial de transformar nuestro mundo de manera positiva, también plantean serias preocupaciones éticas. La posibilidad de que se utilicen para fines nefastos, como la creación de armas autónomas o la vigilancia masiva, es un tema que no podemos ignorar. La autonomía humana, la toma de decisiones médicas y el uso de robots en el cuidado de la salud son otros aspectos que requieren un análisis profundo. La Iglesia católica ha comenzado a abordar estas cuestiones, pero es necesario seguir trabajando para desarrollar una ética de la IA que sea coherente con la dignidad humana y promueva el desarrollo integral de la persona y de la sociedad[5].
Otro desafío importante es la manipulación genética y la edición del genoma. Estas tecnologías tienen el potencial de modificar el ADN de los embriones humanos y curar enfermedades genéticas. Sin embargo, la modificación de la línea germinal plantea serias preocupaciones éticas sobre la seguridad y la herencia de los cambios genéticos. La Iglesia católica ha expresado su preocupación sobre la posibilidad de que la manipulación genética se utilice para fines eugenésicos o para crear «bebés de diseño», lo que podría generar desigualdades y discriminación[6]. La Iglesia se opone a la edición genética con fines no terapéuticos, ya que considera que atenta contra la dignidad humana, altera la naturaleza de la vida, conlleva riesgos impredecibles y desvía recursos que podrían utilizarse para abordar problemas más urgentes[7]. Este enfoque se centra en proteger la dignidad de cada persona y promover el bienestar humano de manera integral. La manipulación genética es un tema complejo que requiere un debate continuo entre los católicos.
La eutanasia y el suicidio asistido son cuestiones complejas que han sido objeto de mucho debate en los últimos años[8]. La Iglesia católica se opone a la eutanasia y al suicidio asistido, ya que cree que atentan contra la vida humana, la dignidad de la persona y el valor del sufrimiento[9]. Según la Iglesia, la eutanasia y el suicidio son un «crimen contra la vida humana» y un acto «intrínsecamente malo» que no puede justificarse en ninguna circunstancia[10]. Como alternativa, la Iglesia promueve el cuidado integral de los enfermos, el acompañamiento en el proceso de la muerte y la búsqueda de sentido en el sufrimiento[11]. Es necesario que los católicos reflexionemos sobre cómo acompañar a las personas que se encuentran al final de la vida y cómo garantizar que se respeten sus derechos y su dignidad.
La Iglesia católica defiende el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural, y se opone al aborto, la anticoncepción y la eutanasia[12]. Los católicos, a través de un diálogo abierto, deben seguir trabajando para promover una cultura de la vida que proteja a los más vulnerables y que promueva la dignidad de toda persona humana.
La Iglesia católica se preocupa por la justicia social y la equidad en el acceso a la atención médica, y denuncia las desigualdades que existen en el mundo[13]. Como católicos, debemos seguir trabajando para garantizar que todas las personas tengan acceso a una atención médica de calidad, independientemente de su raza, religión o condición social.
Para abordar los desafíos bioéticos, es fundamental que los católicos:
La bioética, a pesar de tratar temas complejos y en constante evolución, sigue siendo un aliado seguro para los católicos. Por esta razón, la bioética es fundamental en la misión y en la vida de los católicos.
Por Jean Rolex, CM
[1] Rosario, L. (2024). ¿Y qué es la Bioética? Recuperada de https://es.catholic.net/.
[2] Gudiño Bessone, P. (2018). Aborto, sexualidad y bioética en documentos y encíclicas vaticanas. Acta bioethica, 24(1), 85-94. https://dx.doi.org/10.4067/S1726-569X2018000100085.
[3] USCCB (2008). La investigación con células madre y la clonación humana. Recuperada de https://www.usccb.org/.
[4] Diario de Cuyo (2010). Terapias genéticas: la principal inquietud de la Iglesia Católica. Recuperada de https://www.diariodecuyo.com.ar/.
[5] Dicasterio para la cultura y la educación (2025). “Antiqua et Nova” Nota sobre la relación entre la inteligencia artificial y la inteligencia humana. Recuperada de https://www.vatican.va/.
[6] Congregación para la Doctrina de la Fe (2008). “Instrucción Dignitas Personae” Sobre algunas cuestiones bioéticas. Recuperada de https://www.vatican.va/.
[7] Ibid.,
[8] Ardila, K. (2024). La eutanasia y el suicidio: ¿Quiénes están en capacidad de decidir? Recuperada de https://medicinaysaludpublica.com/.
[9] Congregación para la Doctrina de la Fe (2020). Carta “Samaritanus Bonus” sobre el cuidado de las personas en las fases críticas y terminales de la vida. Recuperada de https://www.vatican.va/.
[10] Ibid.,
[11] Juan Pablo II (1995). Carta Encíclica “Humanae Vitae” sobre el valor y el carácter inviolable de la vida. Recuperada de https://www.vatican.va/.
[12] Ibid.,
[13] Francisco (2015). Carta Encíclica “Laudato Si” sobre el cuidado de la casa común. Recuperada de https://www.vatican.va/.