La historia de Carlee, una joven de Texas que tuvo la suerte de ser beneficiaria de dos trasplantes de corazón me ha interpelado profundamente. Ella, después de su recuperación, reconoció que «esas personas que me dieron otro corazón… me dieron una segunda oportunidad. He salvado mi vida dos veces gracias a un donante de órganos[1]«. Esta historia, por una parte, me ha hecho reflexionar sobre lo mucho que significa un donante para salvar vidas y dar nueva esperanza. Por otra, me ha llevado a pensar en tantas personas que están en lista de espera de un órgano y no tienen la misma suerte que Carlee de poder recibir un órgano para ser trasplantadas. Ante este escenario, me pregunté: ¿cómo, siendo misionero paúl, podría implicarme en la actividad de la donación de órganos? Desde ese instante, he decidido convertirme en promotor activo de la donación de órganos, animando a otros a inscribirse como donantes de órganos, córneas y tejidos, explicándoles los beneficios de la donación. A decir verdad, cuando tuve la oportunidad de elegir un tema para este artículo, opté por el tema: la donación de órganos y el carisma vicentino.
El carisma vicentino, desde sus inicios, siempre se ha preocupado por el bienestar de la persona humana y por los problemas éticos que se plantean en el campo de la ciencia. Sin duda, los problemas relacionados con la donación de órganos se incluyen perfectamente dentro del ámbito del carisma vicentino. He elegido este tema porque precisamente he querido recordar a los vicentinos y demás hombres y mujeres de buen corazón que su donación de órganos puede marcar la diferencia. Juntos, como vicentinos, podemos sembrar esperanza siendo donantes de órganos para salvar vidas. Salvar una vida es un acto de amor y de humanidad. Cada día se necesitan más órganos disponibles para trasplante. Sin embargo, según las estadísticas más recientes de la Administración de Recursos y Servicios de Salud del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, por sus siglas en inglés (HRSA), existen 103,223 pacientes en lista de espera de un órgano[2]. La falta de órganos para trasplante sigue siendo una realidad preocupante, y no tenemos certeza de que esta situación vaya a mejorar. Al contrario, según HRSA (2025), “cada año, el número de personas en la lista de espera sigue siendo mucho mayor que el número de donantes y trasplantes, lo cual crece lentamente”. Con razón, por falta de órganos, muchas personas mueren cada día. ¿Qué se puede hacer? ¿Cómo mejorar la situación estableciendo una cultura de donación entre los vicentinos?
La donación de órganos es un problema social que debería interpelar a todos los hombres y mujeres de buena voluntad en la búsqueda de medidas justas para aliviar sufrimientos y salvar vidas. Por eso, ante la falta de órganos para trasplante, esta reflexión es trascendental, puesto que permitirá buscar nuevas propuestas orientadas a la donación de órganos con el fin de encontrar nuevos donantes vicentinos para solucionar un problema que afecta la vida de varios seres humanos. En efecto, al extender una mirada a la problemática de los trasplantes a nivel mundial, se constata que la situación de falta de órganos no ha cambiado. El problema del aumento en la lista de espera sigue creciendo. Pero, por desgracia, el problema de la disponibilidad de órganos vitales para trasplantes sigue siendo real en el mundo. Según informa HRSA (2025) sobre donación y trasplante de órganos, cada 8 minutos otra persona se suma a la lista de espera de trasplantes, pero también 13 personas mueren cada día esperando un trasplante de órganos.
Esta situación me ha llamado la atención como persona, cristiano y misionero paúl. Por eso, he decidido, a través de estas humildes líneas, concienciar a los vicentinos sobre lo importante que es donar sus órganos para poder dar vida o prolongar la vida de otras personas enfermas. Con estas líneas, además, se busca que la comunidad vicentina juegue un papel determinante en la promoción de la cultura de donación de órganos en su propio seno y en la sociedad. Esta promoción puede tener una proyección social muy satisfactoria porque pretende ayudar a despertar aún más en los miembros de la Familia Vicentina la cultura de la generosidad, superando prejuicios y temores a la hora de donar un órgano para salvar una vida. Al despertar la cultura de donación de órganos en la Familia Vicentina, los miembros sabrán que solo un donante puede salvar ocho (8) vidas y mejorar 75 más (HRSA, 2025). Esta reflexión busca conseguir nuevos donantes dentro de los vicentinos. Así pues, vicentinos, hagan historia con su generosidad, cambiando vidas a través de la donación de órganos.
Igualmente, esta reflexión busca actualizar y mejorar el interés de los miembros de la Familia Vicentina sobre la donación de órganos. Es importante recordar que ser donante no es contrario a la fe católica ni al carisma vicentino. Es más, la Iglesia Católica, de la cual somos miembros, apoya la donación de órganos para salvar vidas. La Iglesia Católica ve en este gesto un acto de amor y de generosidad. Es un acto noble y meritorio, siempre que se realice dentro de un marco ético adecuado. La Iglesia ve también en este gesto una manifestación de solidaridad generosa y un testimonio de caridad. Seguramente, San Vicente de Paúl, conocido por su sensibilidad, su profunda compasión y dedicación a los más vulnerables, vería la donación de órganos como un acto supremo de caridad y amor al prójimo. Es verdad que en su época no existían los trasplantes de órganos; sin embargo, su legado de servicio y de entrega a los enfermos y pobres indica que apoyaría cualquier acción que salve vidas y alivie el sufrimiento.
Como bien se sabe, la enseñanza de San Vicente de Paúl está centrada en la generosidad, la solidaridad y el servicio desinteresado, valores que están en el corazón de la donación de órganos. Pues donar órganos como vicentinos para salvar vidas sería un gesto que encarna su misión de amor y servicio. Sería, además, una forma de honrar a San Vicente de Paúl, sumándose a la movilización para consolidar o fortalecer la cultura de donación. En este caso, la Familia Vicentina podría hacer un trabajo considerable en la consolidación de dicha cultura. El camino a seguir es la educación de la población para que conozca la verdad sobre la donación de órganos. Educar a la población sobre la donación de órganos requiere, entre otras cosas, aclarar las dudas existentes en la población sobre la donación de órganos, córneas y tejidos. Son muchas las personas a quienes los mitos y las ideas equivocadas sobre la donación de órganos les impiden registrarse como donantes.
Así que, vicentinos, su donación puede ser su esperanza y puede marcar la diferencia. Ser donante no vale la pena, ¡vale la vida!
Por Jean Rolex, C.M.
[1] Administración de Recursos y Servicios de Salud de EE. UU (2020). Historias personales de donación de órganos. Recuperado de https://donaciondeorganos.gov/estad%C3%ADsticas-historias.
[2] HRSA (2025). Estadísticas sobre la donación de órganos. Recuperado de https://donaciondeorganos.gov/.