En el corazón del carisma: vivir el Jubileo vicenciano

¿Sabías que para San Vicente de Paúl el jubileo no era solo una celebración, sino un momento decisivo de gracia y de cambio espiritual? El Decálogo del Jubileo Vicenciano, escrito por el padre Tomaž Mavrič, CM, nace precisamente de esta intuición: redescubrir el profundo valor del jubileo como tiempo favorable para la conversión, la reconciliación y el relanzamiento de la misión. A través de la sabiduría de la Escritura, los escritos vicencianos y la actualidad del carisma, este libro nos guía a releer nuestra identidad a la luz de la misericordia de Dios y de la urgencia evangélica de servir a los pobres. Una valiosa oportunidad para renovar, hoy, nuestro «sí» al Evangelio de la caridad.

En un momento de transición e incertidumbre, El decálogo del Jubileo vicenciano se revela como una brújula espiritual, capaz de orientar a todos los hijos e hijas de San Vicente de Paúl hacia un auténtico redescubrimiento de su carisma. Tomaž Mavrič, CM, con la delicadeza de quien conoce íntimamente el corazón de la Congregación de la Misión, nos acompaña a lo largo de diez caminos de luz para releer la historia, vivir la gracia del presente y abrirnos con audacia al futuro.

No se trata simplemente de un texto conmemorativo de los 400 años de la fundación vicenciana: este libro es una invitación a la conversión personal y comunitaria, una llamada a volver a las fuentes, allí donde comenzó la misión: en el encuentro entre el amor de Dios y la pobreza de los hermanos.

Mavrič nos recuerda que el jubileo no es un recuerdo que hay que honrar, sino un tiempo propicio para renacer, para dejarnos moldear por el Espíritu del Señor que «nos ha enviado a evangelizar a los pobres» (Lc 4,18). Cada capítulo, desde el hacer memoria agradecida hasta el ser místicos de la caridad, es un paso concreto, una exhortación vital, un soplo del carisma vicenciano que se convierte en oración, acción y testimonio.

Este libro no solo se dirige a los miembros de la Familia Vicenciana. Se dirige a todo hombre y mujer que busca una espiritualidad encarnada, que sueña con una Iglesia pobre para los pobres, capaz de inclinarse con ternura y valentía sobre las heridas del mundo.

El decálogo del Jubileo vicenciano es un fuego suave: ilumina, calienta, purifica. Es una ocasión preciosa para regenerar nuestra identidad, para decir sí —una vez más y con más fuerza— a la llamada de Dios que nos envía hoy, como ayer, a caminar con los pobres, a compartir su esperanza, a ser signo de una caridad que no conoce ocaso.

 

 

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