La donación de órganos y la desinformación

La donación de órganos salva vidas, pero la desinformación obstaculiza la confianza y la generosidad. Descubra cómo la educación y la verdad pueden desmentir los mitos y los temores, promoviendo una cultura de auténtica solidaridad. Solo una sociedad bien informada puede ofrecer esperanza a quienes esperan un trasplante.

La donación de órganos tiene un impacto significativo en la sociedad, con profundas implicaciones médicas, emocionales y sociales. Para quienes sufren enfermedades graves, recibir un órgano puede representar una oportunidad de vida crucial, al permitirles recuperar la salud y llevar una vida activa[1]. Asimismo, esta práctica fomenta la solidaridad y el altruismo, constituyendo un acto de generosidad que une a las comunidades y refuerza valores como la empatía y la ayuda mutua[2]. Gracias a la donación, los profesionales de la medicina pueden desarrollar nuevas técnicas y tratamientos que benefician a futuras generaciones[3]. Sin embargo, a pesar de estos beneficios evidentes, persiste una considerable desinformación en torno a la donación de órganos. Esta desinformación constituye un obstáculo significativo, ya que genera dudas, desconfianza y miedo en la población. El presente trabajo se propone, por un lado, analizar la relación existente entre la desinformación y la donación de órganos; y por otro lado, ofrecer claves para superar este problema, el cual ha afectado considerablemente el fomento de una cultura favorable a la donación.

La desinformación tiene una relación estrecha con el desarrollo de la donación de órganos, generando consecuencias graves que afectan tanto a los pacientes en lista de espera como a la percepción pública del proceso. En primer lugar, la información incorrecta o incompleta genera miedo y dudas sobre los procesos de donación y trasplante, lo que disminuye el número de individuos dispuestos a registrarse como donantes. Esta reducción en la disponibilidad de órganos prolonga los tiempos de espera para los pacientes, comprometiendo seriamente su supervivencia.

Además, la falta de educación sobre el tema facilita la proliferación de ideas erróneas, tales como la supuesta existencia de un mercado negro de órganos o la creencia de que los médicos no intentarán salvar la vida de un paciente si es donante[4]. Este desconocimiento del proceso de donación puede llevar a las familias de potenciales donantes a rechazar la posibilidad de donar los órganos de un ser querido, lo que significa la pérdida de valiosas oportunidades para salvar vidas[5]. Asimismo, la ausencia de acceso a información clara y confiable puede fomentar la desconfianza hacia las instituciones encargadas de los trasplantes[6]. Finalmente, es relevante considerar que ciertas creencias religiosas o culturales también han contribuido a desalentar la donación de órganos.

No obstante, es fundamental reconocer que la desinformación en torno a la donación de órganos presenta variaciones significativas entre culturas y países, influenciada por factores como las tradiciones locales, el acceso a información confiable, las creencias religiosas y el nivel de confianza en el sistema de salud. En este sentido, la percepción del cuerpo tras la muerte es un factor determinante en la disposición a donar órganos en diversas culturas. Mientras algunas religiones consideran la donación un acto de caridad, otras pueden manifestar reservas al respecto[7]. Además, en naciones donde la confianza en el sistema de salud es limitada, los ciudadanos pueden temer que sus órganos sean utilizados de manera indebida, lo que dificulta aún más la donación[8]. Igualmente, la ausencia de campañas educativas sólidas contribuye a una menor tasa de donación y fomenta activamente la propagación de desinformación.

Superar el problema de la desinformación en la donación de órganos es un imperativo que exige un enfoque basado en la información y la educación. Si bien la era tecnológica actual facilita el acceso a una vasta cantidad de datos sobre la donación, es crucial reconocer que esta información no siempre es comprendida adecuadamente por la población. Abordar este desafío implica, en primer lugar, la formación y sensibilización de aquellos actores clave involucrados en la problemática de la escasez de órganos para trasplantes.

La donación de órganos representa un testimonio singular de caridad y, en un contexto contemporáneo a menudo marcado por el egoísmo, resulta cada vez más urgente comprender la importancia de adoptar una lógica de la gratuidad para una concepción plena de la vida[9]. En este sentido, fortalecer la cultura de la donación demanda la implementación de programas estructurados, diseñados e impartidos por especialistas en trasplantes y donación de órganos. El objetivo de estos programas es proporcionar a la población conocimientos precisos que les permitan ampliar y clarificar su comprensión sobre este acto vital.

Para fomentar una cultura de donación de órganos sólida, la educación emerge como el pilar fundamental. Esta debe ser integral, abarcando diversas dimensiones de la persona e integrándolas armónicamente en el proceso formativo. Una de estas es la dimensión humana, que busca acercar al individuo a la realidad de la donación de órganos y propiciar su apertura hacia ella. Además, es crucial desarrollar personalidades que maduren en su comprensión de la cultura de la donación. Asimismo, resulta esencial destacar el aspecto espiritual. Abordar la donación de órganos desde esta perspectiva implicaría arraigar al creyente en el camino de vida y servicio propuesto por principios como los cristianos. Esto permitiría comprender que la donación de órganos, al salvar vidas humanas y mejorar el estado de salud de personas sin otras alternativas, responde a una profunda necesidad social y constituye un acto de amor al prójimo[10]. Dada su complejidad, la donación de órganos requiere reflexiones serias y actualizadas de manera constante a través de estudios. Estos deben abrir a las personas a nuevos horizontes, capacitándolas para el discernimiento, el juicio crítico y un diálogo informado sobre la cultura de donación.

No obstante, la promoción de una cultura de donación, a través de la información, la sensibilización y la educación, debe necesariamente involucrar a la familia, considerada el «patrimonio de la humanidad». La familia se erige como el tesoro más valioso de numerosas sociedades y es, por excelencia, la fuente primordial de valores humanos y culturales donde sus miembros aprenden el valor de la vida y la generosidad inherente a la donación. En este contexto, resulta fundamental difundir información clara y basada en evidencia a través de plataformas como redes sociales, anuncios públicos y programas educativos implementados en el seno familiar, así como en instituciones escolares y universitarias. Sin embargo, para lograrlo, es imperativo fomentar la responsabilidad en la difusión de datos sobre la donación, con el fin de evitar la propagación de falsedades. Asimismo, adquiere gran relevancia el estudio y la difusión de historias de donantes que, con su generosidad, marcan una diferencia vital al ofrecer una segunda oportunidad de vida a otros. Estas narrativas inspiradoras tienen como propósito central evidenciar la viabilidad y el impacto positivo de la donación de órganos

Superar la desinformación en torno a la donación de órganos requiere un enfoque integral basado en la comprensión y la colaboración colectiva. Este enfoque debe, de manera imperativa, respetar las diversas creencias y prácticas culturales y religiosas de la población. Mediante la educación continua, la provisión de información clara y verificada, el fomento del diálogo intercultural y el desarrollo de políticas inclusivas, es posible promover una mayor conciencia y aceptación de la donación de órganos como un acto altruista de trascendental importancia para la vida[11]. En definitiva, la consolidación de una cultura de donación robusta dependerá de un esfuerzo sostenido y multifacético que, al disipar mitos y generar confianza, abra el camino a segundas oportunidades para quienes aguardan un trasplante.

 

Por Jean Rolex, C.M.

 

[1] CSLI (2025). La Importancia de la Donación de Órganos. Recuperado de https://cienciasinlimites.org/.

[2] Guillén Poyato, A.C., Cortés Moros, I., Alonso Moreno, A., Mora Simbal, M., Calvo Cozcolluela, D.& Martínez Sánchez, M.V. (2024). La importancia de las donaciones en la sanidad y su repercusión social. Revista Ocronos, 7(5), 223.

[3] Ibid.,

[4] Molina, M. I., Toro, P.A., Manzia, E., Dávalos, D., Torres, K., Aristizábala, A.M., Gómez, C., Echeverria, G.J. (2018). Principales causas de negativa familiar a la donación de órganos y tejidos: 10 años de experiencia en un centro latinoamericano. Revista Nefrología, 38(2), 109-246.

[5] Ibid.,

[6] Mestizo Hernández, M. (2025). Mitos y desinformación social: Factores limitantes en la donación de órganos en Colombia. Recuperado de https://medicinaysaludpublica.com/

[7] López Macarro, U.S., Esteban Marco, P., Roselló De Miguel, C., Bordei, L., Alfonso Juan Juárez Serrano, A.J. & Salas Ferrer, M. (2024). Barreras culturales y religiosas en la donación de órganos. Revista Ocronos, 7(9), 317.

[8] Gaceta UNAM (2025). Desinformación y desconfianza frenan la donación de órganos. Recuperado de https://www.gaceta.unam.mx/.

[9] Benedicto XVI. (2012). Discurso en la Visita a la Universidad Sagrado Corazón de Jesús en el 50 aniversario de fundación de la Facultad de Medicina y Cirugía del Politécnico Agostino Gemelli. Recuperado de https://www.vatican.va/content/benedictxvi/es/speeches/2012/may/documents/hf_ben-xvi_spe_20120503_gemelli.html.

[10] Francisco. (2019). Discurso a la Asociación Italiana para la donación de órganos, tejidos y células (AIDO). Recuperado de https://www.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2019/april/documents/papa-francesco_20190413_donazione-organi.html.

[11] López Macarro, U.S., Esteban Marco, P., Roselló De Miguel, C., Bordei, L., Alfonso Juan Juárez Serrano, A.J. & Salas Ferrer, M. (2024). Barreras culturales y religiosas en la donación de órganos. Revista Ocronos, 7(9), 317.

Deja un comentario

Artículos relacionados